domingo, 30 de enero de 2011

Cuanto mas se de mi especie, mas nos detesto...

Otro encarecidamente recomendado documental para estos, nuestros cerebros engañados...

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20110109/comprar-tirar-comprar/983391.shtml

No tengo demasiado que decir, simplemente, retorcidos...

sábado, 29 de enero de 2011

Túrbula

Sincronicidad, tiempo.
Maternidad, sufre.
Velocidad, entierro.
Esporádico, sucede...

Mas amargo nunca supo, darse cuenta un ser de todo cuanto piensa, de todo cuato sabe...

Mas difícil nunca hubo, oportunidad echada a perder...

En este instante en el que escribo, no leo, no vislumbro, no duermo ni camino... En este instante, en que quisiera quizá hablarte, en que quisiera haberte ya besado... No discierno, no despierto... Manejé posibilidades cuando cerca estuve de tocarlas... No toqué... No dije...

Ahora... Pensativo y solo, luz de vela, recuerdo, vaticino y siento, ando tenso sentado... Barajo, vago, calibro...

En este instante en el que escribo, te beso, te veo, te hablo... no dudo, no yerro...

En este instante, te imagino...

Miras a nadie... Piensas en nada... Espectante, elegancia, se escribe en mis pupilas internas el dibujo de una siseante línea.

Dedos que dibujan ondas en la superficie del lago de las neuronas muertas... De las que abonan la ilusión... Filamentos de pestaña, hoyuelos en nidos que esperan alimento de picos tensos por el canto... Encanto que silva holgura de caderas de montaña horadadas por penachos de agua intensa.

Cadalso de ilusorias sensaciones... Génesis de sonrisas conformistas del yo mísmo que nunca querrás ver... Porque quizá nunca sea...

Y ahora, como cada madrugada, engranajes y cornisas se retuercen en la alfombra de mi mente como especies conscientes del peligro de su inminente desaparición... Ideas en la cola del catastro de la mente que esperan para ocurrirse y edificar conceptos nuevos...

No espero que sepas exactamente de lo que hablo. No espero ni manzano. Pero opino o aveto ha de ser el árbol del que un día penda lo que del hombre depende... Pendenciero y consabido destructor constante y consciente de todo cuanto perturba...

Talando mentes, bonsais humanos que no crecen.

Nos amamos y odiamos a partes iguales...

Todo el mundo, debería ser responsable de sus actos...

Todo el mundo debería soñar...

¿Hay alguien en este vacío y amplio agujero negro de datos que necesite un disco duro externo para su cerebro?

Puedo escuchar mi propio eco...

Por mucho que grite, todo está hueco por aquí...

Este paseo verbal de hoy está siendo interesantemente constructivo a nivel neuronal. Necesitaba hacerlo, salir aquí y dar unos pasos... Vomitar un poco de materia gris...

En fin... Buenas noches... El último que apague el módem... Hay que ahorrar energía...

Cosas...

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

-Jorge Luis Borges-

viernes, 21 de enero de 2011

En mis largos paseos por el arte ajeno, encuentro esta noche una foto que me llena, la geografía de los pliegues es un paisaje hermoso... Y el título, simplemente genial...

http://www.flickr.com/photos/noir_e/3901488200/in/photostream/

Y a pie de foto un poema que me ha mecido un rato en pensamientos serenos...

"Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas."

-Miguel Hernández-

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