Esperpéntico rufián de barbas sórdidas

retruécanos, carámbanos y espigas,

pan de migas, suero, esparto.

Harto ya de tanto almíbar

y sediento.

De su alcoba altar sangriento, hombría y escoria

y fé en tu gloria al mar me siento

escudo hambriento de una mente

que algo siente y salto irradia, llama, incordia, vuelve y se odia y ser distinto clama al tiempo

salta, ciega, dice, calla, niega, asalta, y descompone,

del tumbar, cantar tranquilo,

tu cojín escupe un hilo, tiro y sale, siete, suele, duela o hiele, intento sepas,

que meter donde me quepa yo ya intento

tanto aliento que me impulsa al escribiendo

de un por no decir te quiero, de un lo siento, que se inmola y ametralla por si solo,

dama no sois vos, mujer, musa, si solo y tan siquiera yo compuse y tal que ahora me marchito

quieto, solo, y callo y dije

y un poema pa que el temple salga al viento...

Frase, palabra, intensa,

te quiero, piensa,

te quiero solo...

Fumiga mía...

Aristas de andrómeda,
intrínseca espátula
águila, endógamo,
álamo indómito...

posos de vómito en té de escorbuto
diamantes en bruto...

apuntálame y calcíname, me abrumas...

Indaga y cerciónate,
mar de espumas...

Ladra, bala y aúlla.
Mi alma en parte es tuya.
Eh, oye,
quizá se te escabulla.
Gime y maúlla
felino rufián
cosiendo a hilo fino nos dan
las gracias al huso
del vértice obtuso
de migas de pan...

Calumnia intrépida.

Ni de espacio
ni de tiempo
ni despacio
ni a destiempo
sino incógnito el semblante
de un instante sin palacio,
de un amante y cruel desprecio,
del reacio hostal talante
que a tu cuello pone precio...