A este loco...

Y a este loco por sentados sentires, por tumbados faquires marchitos
a este que ni al soñar descansa... Mil palabras le acongojan, le asaltan...
Pensamientos inconexos queriendo conectarse, materializarse...

A este loco que levita, que sentirse quieto evita, que por poco se entusiasma
a este que al hablarte el aire irrita... ¿A este es al que a amar te lanzas?
A este soldado en extravaganza...

Sin mirar te silva, sonatas marchitas...

Enhebradas...

Praderas, leopardos, astillas
Ardieron en recónditas cosquillas...
Sin tratos a oscuras torcieron
sudor de quinientos marineros...
Seducen ahora elegantes
horadados en memorias de elefante...
Y qué sabrán de alcohólicos bastones,
de camas, cojines, colchones...
Nunca extrañes las que piensas, las que hablas,
pues son talentos importantes las palabras...

Ceremonia de mi ser contigo...

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Suntuosa, portentando, insinúa en tres miradas...
Cualquier cosa pensando y cuatro días no son nada...
Acaban siempre, justos besos, con ruidosas enlatadas
que en mi mente van tensando, tensas cuerdas neuronadas...

Salto al miembro discontínuo
y no floto, disimulo...
Harto, vagabundo,
de una vida disecada...
Cementerio de centeno, buitre tuerto, rama helada...
Martirio, desengaño, muertos, secos, redil, redada...
Nauseabundo cenagal...
Marchito, ya pasado...
Líricas necedades, falacias, congelados...
Sucedáneos sinsentidos de senderos sin salida
despertaron en ciudades de mil noches malheridas...
Y di gracias, anduve en cueros
intemperie casual de sus saleros...
Nunca supe y ahora entiendo
cómo aplauden las miradas
como cantan las caricias
y suplica clemencia la discordia del sentir
latir... Mi piel...

La perfección de entre el desastre...
La Imperfección perfecta hecha mujer...
La Inminente propulsión de los casquillos neuronales de este turbulento choque de cesáreas paternas y apéndices necesarios...
La maldad de lo mejor y la coherente distensión de farolas rotas de la calle del silencio...
Saltan chispas, resuenan latidos metálicos y ensordece el búho al ruido sordo de las moscas quietas...
Salen sueros necesarios de las venas, dispensario de horas muertas mirando el reloj...
Te pienso, te salgo a buscar por dentro, te taño en metales y esculpo la culpa que me achaca dolorosa...

Nunca te miento, no lo insultes, es capaz, instantáneamente, un silvido de tus piernas, de enloquecer sin mas la parte mas superflua del vello que cubre la piel de mi cerebro...

No te culpes,
no nos culpo,
esculpo dije entre palabras,
mis quereres pa que sientas
como eres la pimienta
incendiaria entre mujeres...

Trémulos chasquidos...

Dulce suerte me amenaza, no la esquivo, afronto, espero
que de impronta salga fiero, corazón, escolta, lanza...
El desafío del bochorno de verme solo de nuevo...
Siento el frío...
Recupero...
Me imbuye grandioso cordel
y al corcel de tu alma me acojo
lo asumo
te quiero...

Latidos en tropel...

Hileras de motivos que me empujan, que me mueven...
Extraños, sinsentidos, consentidos, alaridos...
A lomos de mi alma galopan, y llueve...
Producen sonidos, estruendos, reparo...
Seducen sentidos, respiro, remueves...
Y caigo en la cuenta, no sale tan caro, te miro, te alcanzo, ¿Me quieres?
Confieso del viento al amparo,
toco pecho, miro adentro, te amo
¿Mucho pedir que me esperes?
No tardo nada, claro...