miércoles, 25 de mayo de 2011

Alfileres...

Alfileres son las neuronas...
Alfileres los quehaceres...
Alfileres los designios que demuestran lo que eres...

Y pensaba yo en un mundo, interior, de cabezas... Cabezas rellenas de sueños, ideas, certezas... Por saber lo que es saber, por detectar un gran poder... Sin querer intentando elaborar una idea pura, sintetizar todo esto que se amontona y quiere crecer cual ortiga... Una idea que pica, que arde en deseos de ser creada...

Y en una mente, cualquiera, desde el mas sabio al mas ignorante, quien quiera que fuese su portador...

Pienso en esa mente, esa bombilla aislada capaz de comunicarse con todo, o de creer que lo hace... Y pienso en una historia... En el concepto de que todo, absolutamente todo lo que somos, depende de lo que creemos que somos... De cómo lo suponemos.... Y de como funciona todo esto... De esto quiero que vaya esta historia... Una que cuente como es debido, el resquebrajado y tembloroso traqueteo de un ser que piensa, que sueña, pero que no sabe nada... No sabe cual es su lugar, su papel, su verdadera función mas allá de experimentar, buscar pensar, almacenar e interpretar... Masticando torpemente un alimento de sabor extraño que desconoce si podrá digerir...

La historia de una mente por dentro... De su mundo... De cómo vive su realidad a través de lo que percibe... De cómo crea su propio mundo y deja de lado la realidad de una u otra manera y en menor o mayor grado...

Y de paso analizar la muerte... Ver cómo se podría asumir como un ciclo, sin dioses, sin mas parafernalia que el ciclo finito de un proceso necesario... Porque la muerte física, es muy sencilla... Y a su vez, perfecta... Se libera una energía y desocupa un espacio, para alimentar a quienes vendrán después de manera tanto directa como indirecta... Su ausencia supondrá una mayor facilidad para que los nuevos organismos dispongan del sustento de que el que acaba de morir prescinde...

Pero, la muerte de una mente, de sus recuerdos... Amigos míos, esa sí es una historia digna de ser escuchada... De ser estudiada, digna de que tratemos siquiera de comprenderla...

De cómo una colosal pirámide de información, de registros, de sensaciones y habilidades, se desploma... De cómo se desmorona todo un universo paralelo encerrado en un espacio insignificante...

Lo mas desalentador de todo este embrollo, es darse cuenta de lo fragil que es esa estructura... De lo sencillo que resulta perder de vista el pilar mas fragil e importante, y que todo el peso que soporta se tambalee...

Y luego está aquello que comencé a descubrir hace unos años... Aquel extraño fenómeno del que tanto había oído hablar empezó a merodear por la mente de mi abuela... Robando aquí y allá pequeñas piezas importantes de su mundo... Entorpeciendo su vida... O al menos lo que ella suponía que era...

El Alzheimer... Ese espectro tan común para todos y a la vez tan desconocido... ¿Realmente lo conocerán quienes sufren sus efectos en sus mentes? Seguramente no sean conscientes de lo que les hace... Ni siquiera de cómo lo hace... Al igual que dudamos de lo que suponemos mas improbable... De lo que mas nos importa, aunque sea durante un instante, es la franja que separa las mentes de los animales de las nuestras... Nuestra "locura", nuestra segura inseguridad...

Alfileres que sujetan, deforman, enredan,
alfileres que arrugan las prendas de seda de torpes meceres
en cuerdas austeras...
Ingrávidos seres...

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