sábado, 11 de febrero de 2012

Anoto cierto aroma a sueños...

Cruento.
Gris tacto del momento.

Sargento de un descalzo y cruel intento.

Querremos que no nos oigan desterrar al pensamiento de los pozos de la amargura...
Querremos no haber sido vistos alargando los suspiros en momentos casi ausentes de lo ajeno...

Y cuando vuelva a enamorar a los alfileres, a subrayar líneas inciertas que no entiendo, sabré que he aprendido a resistir mejor esas carreras tan exhaustas. Que he dejado de emparejar a las bombillas...

Quizá entonces decida atesorar otro tipo de instantes...

Tácito legado de años largos...
Metáfora.

Ahora pauso. Sordo aplauso...

Amanece lentamente y se vislumbra lo inminente.

Sol de frente...

Acecha el alba al Albaycín... Tan lejos, cerca del confín
donde los sueños hierven...
Esperando insomnes a que regrese...

Anoche hilaron que volviese y pespuntaron el deshuese de una próspera manzana.
Pronto ya será mañana.

Estúpido... No indagues... Solo espera... ¡No es lo mismo!
¡Ser yo mismo pretendiera y se que quise!

Con fervor me lo advertiste aquella noche
en un derroche de elocuencia
no dejaste herencia alguna
y las lagunas se secaron
mercadillos amarillos
mas de un centenar de grillos ordenados por tamaños
guardé yo como oro en paño hasta ver que se me escapaban...

Y hasta aquí llega mi canto.
Y la luna ya se apaga...

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