miércoles, 15 de febrero de 2012

Regusto de ausencia.

Fueros, dinero,
farándula y clero,
vástago errante,
cortés, caballero...

Flashazo distante,
Calígula, herrero,
error tan frecuente,
tenaz consejero...

Intrínseco intento, me niego, disiento.
Tomad vos asiento pues yo llego tarde.
La boca me arde, del ya no me acuerdo,
recuerda esta tarde, recuérdala, ¡cerdo!...

El gris caminante parlaba incesante,
el sol sonreía, creyóse su amante...
Tan pronto anochezca y de vida al espasmo,
acuéstese y rece, retrase el orgasmo.

Alcohol de curar, titubeo, entusiasmo,
la cara de otro cruzando la aurora.
Clavel cada espuerta de arbustos de moras,
esparto sprintando en el labio que muerdes.

Hilad cada lágrima en cotas de olvido.
Como usa el cincel cada piedra y a golpes,
malversa el tensar de la cuerda, el ombligo,
cordón mal tejido que al aire se ahoga.

Caballos que a coces que escuecen
y tercos se crecen,
mi bien desmerecen...

Cerveza efervece en garganta,
me crezco.
Escúchame, aguanta,
no me lo merezco...

Entonces te paras.
Me miras y piensas,
¿Quién es el guardián de tareas tan inmensas?
En noches mas densas, vi cosas mas raras.

Si tu me contaras historias, tuvieses memoria y no te achantaras,
Haríate un espacio en mi alcoba, y a golpes de escoba, quizá me encontraras...

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