de cadáveres henchidos
de zarandeados mapas
encorvados como capas
loscos, lapas,
trancos, tapas,
calabozos al acecho
de dejarlo todo hecho
para ir apresando estorbos
cuando beban miel a sorbos
y los mares te cortejen
como viejas cuando tejen
el telar del oleaje
que te trajo aquel mensaje
atrapado en la botella
que contiene las estrellas
que no cuentas cuando duermes
y volando como hermes
pies alados que descalzos
frotarán diez mil cadalsos
sin ver cómo cae la lluvia
que ata su melena rubia
coronándola de espinas
cotas de agua que en cortinas
de zalameros palacios
correrán sin ton, despacio
sogas, guitas,
margaritas,
repicando y en marchitas
primaveras macilentas
que de otoños que acontecen
cuando las centurias crecen
a los pies de aquellos montes
galopando entre bisontes
de bisera pendenciera
de una anclada carretera de cartones recortados
de los ciervos que contentos me recorren el costado,
de las músicas que siento cuando no te tengo cerca
de los cántaros ingrávidos que achican esta alberca,
y la ganancia es tan lejana, tan crucial y tan semblante,
que he dejado de buscarte en el reflejo,
que he podido apedrear de pié el espejo
y no sentir que ayer fue antes
y mañana soy mas viejo...
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