El aprecio que le tengo al mundo es exactamente el mismo que el reserva para mi...
Porque tampoco importa tanto ser o estar aquí o así, ni tampoco es tan sencillo sobrevivirle al tiempo...
A veces huyo e indago en los mas recónditos rincones. Hallazgos de un destrozo ya causado entre las rocas...
Otras, sin ir mas lejos, solo pienso, olvido, o me dedico a soñar. Droga blanda de colchones en repisas...
Y tampoco es tan sincero ser sin serlo. Blanco hueso expuesto al sol... Desconchado. Envejeciendo. Sin importarle a todo o nadie lo que ayer sufrió mi mente. Lo que hoy está gestando un órgano vivo que respira y bebe de los pozos de la mas rotunda crisis...
Crisis de un pasado envite que aun resuena en las paredes del abismo. Y tan profundo y tan distante como hermoso se me vuelve...
Puntos en suspense, suspensivos mundos...
Ahora sangro. Savia firme que resiste al peso del vacío. Siento frío. Me acongoja.
La pálida tez del destino me encara silbando. Me dice que no hará nada. Que no es de su incumbencia decidir cuan pútrido es el tiempo para el animal distante...
Ella solo dispone. Se aleja y observa tamaño escándalo. Los perros ladran y otro aullido estalla en la montaña.
El aullido de cien caracoles sordos. Casi mudos. Casi eternos en su haber.
No prevaleceré por siempre pero hoy, hoy es Jueves.
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